jueves, 18 de octubre de 2012

DÍA 2: Un largo camino

 
Ayer, a pesar de alguna dificultad para encontrar el camino, conseguí regresar a la unidad donde me encuentro realizando las prácticas, la ADA (área de alta dependencia). Allí se encontraba L, que estaba escuchando atentamente el parte del enfermero de la mañana. Por suerte, cuando yo llegué no habían hablado mucho, de forma que pude enterarme de la evolución de los pacientes de primera mano escuchando el parte. Hablaban de muchas cosas que yo no entendía, especialmente siglas y acónimos, pero decidí esperar a que terminaran para preguntar. Luego me di cuenta de que la mayoría de las cosas que creía no entender las conocía, aunque con otros términos. En mi mente era capaz de completar explicaciones que me daban, tanto L como el enfermero de la mañana. Me sorprendí a mí mismo entendiendo varios de los procesos que padecían algunos pacientes. "Sabes más de lo que crees", pensé. "Solo te hace falta sacarlo de ti mismo".

Y de esto me fui dando cuenta a lo largo de toda la tarde. Tuvimos en total unos cuatro pacientes a lo largo de toda la tarde (cuando digo tuvimos me refiero a L y yo, el resto de las enfermeras tuvieron más). Cada uno tenía un proceso diferente: uno era paciente nefrológico que finalmente tuvo que ser dializado, otro subió rápido a la unidad de coronaria... Todavía no voy a entrar en detalles de explicar largos y enmarañados casos, puesto que no me veo con la claridad precisa para hacerlo. Y no voy a hacerlo porque todavía estoy en proceso de adaptación. Una de las cosas por las que me di cuenta de ello es por esa diversidad de pacientes que teníamos, y el aparataje que necesitaba cada uno.

A lo largo de toda la tarde, L me estuvo explicando el funcionamiento de diferentes máquinas. Desde el monitor de constantes hasta las bombas de perfusión, pasando por el práctico sistema de obtención de medicación que tiene esta unidad y el desfibrilador.. El caso es que, en el transcurso del turno, poco a poco me fue incentivando para que hiciera determinadas cosas por mí mismo, desde monitorizar  y valorar a un paciente que acaba de ingresar hasta cargar y administrar una determinada medicación. Todo esto supone el pan nuestro de cada día en una unidad como esta, pero para mí era algo más complejo. No tanto por la dificultad, sino por la falta de manejo habitual.

Y aquí va la reflexión de hoy. En enfermería, no hay nada habitual de por sí, sino que uno mismo lo hace habitual. Es cierto que sin tener delante monitores o bombas, es difícil acostumbrarse a manipularlos. Sin embargo, hay otras cosas que no tienen por que ser así. No fue el caso ayer, puesto que no surgió la ocasión. Pero si hubiera tenido que preparar una CPAP o algo similar, me habría encontrado en bastantes apuros. No por la falta de práctica, más bien por el desconocimiento. La falta de información acerca de determinados parámetros o valores. "Me tengo que poner las pilas", pensé. Y, como diría mi madre, de muestra un botón. Al principio de la tarde, me costaba calcular los ritmos de perfusión para programarlos con las bombas, pero luego todo fue más rápido. Bastó con recordarlo una vez. Con este tipo de parámetros menos habituales pasa lo mismo. Ahora recuerdo la frase del principio: "Sabes más de lo que crees, solo te hace falta sacarlo de ti mismo". A lo largo de la carrera nos han bombardeado con cientos de valores, técnicas, parámetros y procedimientos. Nosotros sobrevivíamos aprendiéndolos para el examen, y casi vomitándolos después. Pero no lo interiorizábamos. Pues son esas mismas cosas, esos mismos valores, técnicas, parámetros y procedimientos, los que ahora son necesarios. Con esos aspectos son los que se trabaja, no vale dejarlos como un revoltijo de números y letras en mi cabeza. Y si no hago memoria, si los dejo enterrados entre exámenes y trabajos, si no les ayudo a salir a la luz a base de repaso, estas prácticas se me van a hacer muy largas. Ahora descubro que aquello de que "en la enfermería nunca se deja de estudiar es verdad". Pero me gusta, y quiero hacerlo. Así que, lo que ahora parecía el final de la carrera, no es más que el comienzo de un largo camino. Adelante.

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