sábado, 20 de octubre de 2012

DÍA 5: No hay dos sin tres


Hay ocasiones en las que nos olvidamos de la importancia de nuestro trabajo. En nuestro caso, es imprescindible ser conscientes a cada momento de que trabajamos con personas. Y las personas sienten y padecen. Un resultado de una analítica carece de sentido si no valoramos el contexto del sujeto. Solemos dar más valor a los números y los parámetros obtenidos a través de pruebas y cables que a las verbalizaciones y afirmaciones del paciente, y eso es un gran error.

¿Y a cuento de qué esta retahíla de frases del sentido de la profesión? La razón es muy sencilla: Isabel, una joven mujer, con rizado cabello a la altura del hombro. Si me perdonáis, vamos a dar un pequeño salto desde su ingreso en la unidad, ya que de lo contrario os aburriría tanta cantidad de datos. Lo importante para la ocasión es que los médicos sospechan que Isabel padece el síndrome de Guillain-Barré. Este consiste en una enfermedad autoinmune que desencadena la lesión en el sistema nervioso por parte del sistema inmunitario del propio organismo, provocando parálisis y debilidad muscular. La mejor forma de diagnosticar este tipo de patología es a través de una electromiografía (prueba que comprueba el estado de los músculos y los nervios que los inervan) y el análisis de líquido cefalorraquídeo, obtenido a través de punción lumbar.

Pues bien, el médico responsable decidió obtener dicha muestra. Yo me quedé para asistirle durante el procedimiento junto con la enfermera. Isabel se recostó sobre su lado izquierdo, con toda la inseguridad que le produjo el conocer qué le iban a hacer, y con un biombo como lo único que podía ver mientras escuchaba a médicos, residentes, enfermeros y alumnos a su alrededor. El médico pintó la zona de punción con povidona yodada para desinfectar el lugar, y a continuación se dispuso a penetrar con la aguja espinal. Así que palpó las vertebras, e introdujo la aguja entre L4 y L5 para acceder al espacio subaracnoideo y obtener la muestra. O eso creía él...

En ningún momento salió nada de líquido. El médico probó a recanalizar, pero no tuvo suerte y sacó la aguja. Había que repetir la punción. A Isabel no le hizo ninguna gracia, pero lo comprendió, de modo que volvió a colocarse sobre su costado izquierdo a la espera de la nueva punción. El proceso se repitió de principio a fin, y cuando digo de principio a fin quiero decir con el mismo resultado final: nada. Isabel, que como toda persona, no le gusta que le perforen con una aguja, estaba lagrimeando. Una alumna de auxiliar se acercó frente a ella, le sonrió y le tendió la mano. Isabel, entre un atisbo de sonrisa, fue capaz de mascullar un ligero "gracias" casi imperceptible. Este instante duró lo que tardó una doctora que había venido a ayudar a su compañero en apartar a la alumna, alegando que así no podía obtenerse la muestra.

Fueron necesarias dos punciones más. Un total de cuatro pinchazos que Isabel tuvo que sufrir para conseguir un poco de líquido cefalorraquídeo que analizar. Al finalizar, todo el mundo se fue a continuar con su trabajo, mientras ella se quedaba sola y dolorida tendida en su cama, mirando el blanco techo y con la cara sonrojada. Durante todo el tiempo se había sentido sola, menos por aquel instante en el que la alumna se acercó a interesarse por ella, y no por su líquido cefalorraquídeo. Pero incluso ese apoyo le fue arrebatado. Yo creo que no era necesario, puesto que no entorpecía para nada la obtención de la muestra. Es más, yo creo que era completamente imprescindible el haberlo hecho desde el principio. Cierto es que todos erramos, y que no todo se va a conseguir a la primera. Si es necesaria una punción más, ha de realizarse. Sin embargo, ¿por qué hacerlo de esa manera? ¿Por qué no hablar con ella mientras, o contarle algo simplemente? ¿O por qué no, sencillamente, demostrar que estás ahí? Ese es el verdadero cuidado de enfermería. Y esta vez no se realizó.

1 comentario:

  1. busca bibliografía sobre la presencia de entorno conocido en la realización de técnica invasivas

    la enfermería debería controlar esta situación y educar a los profesionales y estudiantes a permanecer y apoyar al usuario??

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