Vivimos educados en la sociedad de la felicidad. Desde pequeños, Disney nos enseñó que todo termina siempre bien. En todas las películas, sean del género que sean, los que ganan siempre son los buenos, mientras los malos mueren, van a la cárcel o no consiguen su objetivo. Hay ocasiones en las que ni siquiera hay malos, sino que se lucha contra adversidades. Pero a pesar de todo, siempre acaba bien. Vivimos en una sociedad en las que sobran las frases de ánimo y esperanza, en la que los adolescentes llenan sus redes sociales con frases bonitas, con rima y con un mensaje optimista. Pero la vida no es así.
Esto me lo ha enseñado Juan. Juan es un paciente con un EPOC de base, que comienza a sentir dolor súbito en el miembro inferior derecho. Al llegar a la unidad se diagnostica una trombosis del bypass femoro-tronco tibioperoneo. Juan fue tratado con toda la rapidez posible con fibrinolisis mediante tenecteplasa, y también fue realizada una trombectomía del bypass. Posteriormente se le practica una angiografía, en la que se ve que no existe circulaciçon a partir del tercio distal inferior de la pierna derecha. El pie de Juan está completamente ausente de sangre.
Juan pasó a la unidad de Reanimación después de la intervención quirúrgica. No he dicho en ningún momento la enorme complejidad de la misma, dada la situación respiratoria del paciente, no tolera ni siquiera una intubación. En los informes médicos se registra literalmente "operado prácticamente sentado". Una vez estabilizado, Juan es trasladado a la unidad de cirugía vascular para una recuperación tranquila. Sin embargo, allí empieza a sufrir graves episodios de disnea, taquipnea e hipertensión. Se administró furosemida, broncodilatadores y oxígeno a alto flujo, pero no fue suficiente. El tratamiento no responde y Juan comienza a empeorar, por lo que es trasladado a UCI.
Ya en la UCI, Juan fue monitorizado. Se le colocó una sonda vesical para mayor control de volúmenes, y profilaxis contra una posible hemorragia digestiva alta. Se colocó también VMNI modo BIPAP para ayudar a recuperar la correcta ventilación del paciente. Tras los resultados de la analítica se sospecha de una posible neumonía nosocomial, por lo que se pauta también cobertura antibiótica a base de tazobactam.
Por si no lo recordáis, Juan ingresó por un dolor en el miembro inferior izquierdo. Este dolor es mucho más intenso cuando Juan nota cualquier tipo de contacto en su pierna, pero desaparece si no hay ninguna presión. El diagnóstico es una insuficiencia arterial aguda, y los dolores son episodios clásicos de claudicación intermitente según los informes. El pie está perdido, puesto que no tiene ningún tipo de vascularización útil. Los médicos deciden que es necesaria la amputación.
Debido a la falta de camas en UCI y la alta demanda de la unidad, Juan llega al ADA, a la cama 10, donde yo le veo por primera vez en el cambio de turno. Aquí sigue su tratamiento con BIPAP y se cura la herida inguinal, fruto de las intervenciones ya descritas. Progresivamente, Juan va empeorando. Poco a poco, de manera muy paulatina, la infección va apoderándose de todo su organismo, hasta que le es diagnosticada una sepsis generalizada. Medicina Interna defiende que hay que amputar, puesto que de lo contrario la gangrena va a ir subiendo poco a poco, y alegan que la infección proviene de la intervención a nivel inguinal. Por otro lado, Cirugía Vascular opina que la amputación ya no serviría de nada, puesto que la infección ya está diseminada, y sospechan de origen neumónico. Por no hablar de las complicaciones que tendría Juan en quirófano, que muy probablemente no soportaría. Finalmente se decide que el resultado final es el mismo, así que Juan no será intervenido.
Esto es enfermería. Esto es sanidad. Esto es el día a día de un hospital. Esto es realidad. La realidad que no sale en las series de médicos. La verdad con la que uno no cuenta. Porque a veces, muchas veces, no hay una elección buena y otra mala. Hay veces que no existe elección de buen gusto. Hay veces que hay que escoger de lo malo, lo mejor. Es duro, muy duro, ver cómo no se puede hacer más. Es duro tener que aceptar que hay casos que no tienen más solución que la que nadie quiere. Es duro mirar a Juan a la cara, sabiendo que su historia ya tiene final. Es duro mantener la mirada en sus ojos, apenas abiertos, suplicando un poco más de tiempo para hacer todo lo que no pudo. Cuando llegue mañana, lo primero que haré es fijar la vista en la cama 10, y preguntarme lo que sea. Por qué sigue ahí, o por qué ya no está. Dónde ha ido, ¿pasó ya lo que tenía que pasar? Cuándo ocurrió...
qué historia dolorosa, Dios mío! Gracias por el testimonio
ResponderEliminarMi mamá tiene una escara infectada, está tomando antifebril y hay que limpiar la escara, que está seca y rodeada de un halo rojizo. Hay una enfermera que viene tres veces por dia, una medica dos veces a la semana, como puede ser que nadie haya limpiado bien esa escara, nadie me dijo nada, yo no soy enfermera... ademas de todos los demas errores que tuvo la enfermera (que manda la obra social) y que ahora me echa la culpa a mí, o a las cuidadoras. Para limpiarla quieren orden de un medico, hoy es domingo, nadie se hace cargo. Tengo fe y se que se va a solucionar todo pero... nada me prepara para lo que se viene: tenia fiebre y yo no sabia que era por la escara, pronto habra mas errores de la enfermera, mas cosas que no se, y algun dia todo va a terminar mal, con una infeccion generalizada. Y esta historia va a ser como la que contaste arriba
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